¿Quién no ha oído hablar alguna vez de Broadway en Nueva York o de los teatros de West End en Londres? Ambos son las cunas en las que han nacido los mayores musicales de la historia, musicales como “El Rey León”, “Chicago”, “Aladdin” o “El Fantasma de la Opera” crecieron en sus calles, hasta alcanzar la fama mundial que hoy en día poseen. De hecho, fue Broadway dónde, en 1866, nació este género teatral, con el estreno de la primera ópera titulada “The Black Crook”.
Este estilo de hacer teatro brotó de la unión de dos pasiones, la música y actuar. Los musicales se basan en entrelazar diálogos, música, canción y baile, para desarrollar una historia con el máximo de expresión posible. Sin duda, con el paso de los años, este género ha evolucionado, presentando distintas etapas, algunas de ellas de auténtico esplendor, como los años 40 con las obras de Irving Berlin o las de Weill y Gershwin, los años 50 con la irrupción de obras como “My Fair Lady” o “West Side Story”, los maravillosos 70 que comenzarían con “Hair” y “Jesucristo Superstar” y terminarían con “Sweeney Todd”, los 80 de la mano de “Los Miserables” y “El fantasma de la Ópera”. The Walt Disney Company se adueñó de los 90 con estrenos como “El Rey León” o “La Bella y la Bestia”. Y sin duda, el siglo XXI nos está deparando grandes éxitos, algunos de ellos novedosos como “In the Heights” o a nivel nacional “La llamada”, y otros reinventando temáticas conocidas como “Mary Poppins” o “Shrek”.
No nos extrañamos del éxito de este género teatral, y es que ¿a quién no le gusta ver una obra teatral en la que además de contarte una historia, te llegan al corazón con sus canciones?